Buena vida

Mi trabajo me permitió hoy, en una visita a la localidad de Revolución, Champotón, ver con envidia -de la buena- lo que es la verdadera buena vida.
Solares amplios y arbolados, sombreados por majestuosos árboles de mango, de zapote, de saramullo, de marañón, de cítricos jugosos, de enmarañadas pitahayas, entre brillantes hojas de mamey, flores multicolores que nos hablan con sus aromas de colores verdes, rojos y cafés.
Milenarios troncos mutilados que se han convertido en madera con la que se construyen los hogares. Y como música de fondo: el pregón del agua fresca, los sordos sonidos de veloces y pesados vehículos en la carretera, el trinar de pájaros, voces de pavos y gallinas.
A un paso, el sol abrasador y a otro mas, la suave brisa del verdor enmohecido, húmedo, de naturaleza viva y de manos fuertes -masculinas y femeninas- que la han trabajado. ¡Qué bonitos son los pueblos de Campeche!

2014